Lucio Quintilio Lépido
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Lucio Quintilio Lépido
A nombre de tanto lustre no acompañaba tintura.
Y es que su padre, sangrado y purgado sin resultado alguno, le confesó antes de que el paludismo se lo llevara su origen noble venido a menos por obra de un magistrado romano. En su lecho de muerte, Lucio Agrícola, pues así se llamaba, le dio su verdadero gentilicio y la gens que había hecho caer a su familia en desgracia.
Así pues, con los pocos haberes que pudo llevar consigo y un puñado de monedas que logró vendiendo sus escasas ovejas partió a Roma, dejando tras de sí a las llamas devorando la humilde hacienda en que había pasado sus años mozos.
Hizo de sus más bajas pasiones, la venganza y la ambición, su estandarte, llevándolas al extremo en sus pensamientos durante el largo trayecto que había hasta la capital. Pensó en su futuro, aún era joven, tenía tiempo para hacer del comercio su sustento, de su fruto obtendría vindicta, se valdría de cuanto fuera menester, comenzando por el Senado. Sí, la República, tan corruptible, la República serviría a sus fines...
Despertó sobresaltado, una mala piedra en la calzada. Acomodó sus ojos al sol, que ya asomaba en el horizonte, y pudo vislumbrar a lo lejos, desde el privilegiado monte Vaticano, el despertar de la ciudad eterna.
Que los dioses le asistan.
(Placentia AKA Plasencia, pero la italiana -Piacenza-)
Y es que su padre, sangrado y purgado sin resultado alguno, le confesó antes de que el paludismo se lo llevara su origen noble venido a menos por obra de un magistrado romano. En su lecho de muerte, Lucio Agrícola, pues así se llamaba, le dio su verdadero gentilicio y la gens que había hecho caer a su familia en desgracia.
Así pues, con los pocos haberes que pudo llevar consigo y un puñado de monedas que logró vendiendo sus escasas ovejas partió a Roma, dejando tras de sí a las llamas devorando la humilde hacienda en que había pasado sus años mozos.
Hizo de sus más bajas pasiones, la venganza y la ambición, su estandarte, llevándolas al extremo en sus pensamientos durante el largo trayecto que había hasta la capital. Pensó en su futuro, aún era joven, tenía tiempo para hacer del comercio su sustento, de su fruto obtendría vindicta, se valdría de cuanto fuera menester, comenzando por el Senado. Sí, la República, tan corruptible, la República serviría a sus fines...
Despertó sobresaltado, una mala piedra en la calzada. Acomodó sus ojos al sol, que ya asomaba en el horizonte, y pudo vislumbrar a lo lejos, desde el privilegiado monte Vaticano, el despertar de la ciudad eterna.
Que los dioses le asistan.
(Placentia AKA Plasencia, pero la italiana -Piacenza-)
Dunixi- Mensajes : 19
Fecha de inscripción : 04/11/2010
Hoja de personaje
Nombre: Lucio Quintilio Lépido
Ciudad de residencia: Roma
Profesión: Porteador
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